martes, 26 de junio de 2012


Capitulo 1 -Issues (Escape the Fate)

.............................................................................

Los árboles se movían perezosamente de un lado a otro, entre el suave viento que los mecía. Sus hojas empezaban a adoptar ese color marrón que indicaba la pronta llegada del otoño. Al rededor, los caballos pastaban con tranquilidad por el verde prado, rodeado de colinas llenas de más árboles y una pequeña casa de campo. Más allá se encontraba una pequeña carretera de apenas dos carriles, por la que pasaba algún que otro coche a poca velocidad. Todo en el ambiente desprendía serenidad, propia de la naturaleza.
Repentinamente empezó a oírse un sonido que se percibía cada vez más fuerte, rompiendo la tranquilidad que allí reinaba. Los caballos se irguieron atentos ante aquel inesperado sonido. Algo se acercaba por la carretera a gran velocidad. Una moto de gran cilindrada pasó como una exhalación, formando un escándalo con el tubo de escape. El conductor del vehículo dio un bandazo hacia la derecha metiéndose por unos segundos en el carril contrario, para adelantar al coche que tenía delante suya. Después volvió a acelerar más, alejándose de allí a casi 200 kilómetros por hora. su chaqueta de cuero se le pegaba al pecho por el fuerte aire que venía de frente, y por los finos pantalones negros se filtraba el aire, que hacia que se le pusiera la carne de gallina. En ese momento se arrepintió de no haberse llevado los guantes que se ponía habitualmente para montar en moto, aquél día que llevaba unos guantes cortados, y para rematar la faena se había dejado olvidado el casco en la oficina y el viento le azotaba en la cara y hacía que su corta melena negra se le revolviera. Sin embargo le gustaba conducir su moto, sentir la adrenalina por sus venas y ser libre. Con una sonrisa aceleró aun más, pasando a toda velocidad por un cartel en el que se leía: "Bienvenidos a Landfield".
El chico paró cuando el semáforo se puso en rojo. Suspiró. En la ciudad el problema que había era que no se podía correr demasiado y que había cientos de semáforos, vehículos y peatones. Miró a su alrededor. La carretera continuaba hacia delante, la calle principal, aunque había calles mas pequeñas por la que se podía circular. A los lados grandes aceras con árboles por donde la gente caminaba a paso ligero, sin mirarse la una a la otra. Todos parecían tener prisa, siempre corriendo. Y verjas y rejas de hierro que daban a bonitas casas adosadas de ladrillo rojo de tres pisos. Más allá se encontraba un bonito parque lleno de árboles, con caminos para pasear y montar en bicicleta, con un lago en el centro de este. El semáforo se puso en verde y siguió avanzando. El esquema se repetía, casas, zonas verdes y árboles... giró por una rotonda en la que había una gran estatua de una mujer con alas, sentada en un carro tirado por caballos. Cuando la pasó, los edificios fueron haciéndose cada vez más altos y grandes. Más vehículos circulaban por la calle, un autobús rojo de dos pisos pasó por su lado sin muchos miramientos. Se estaba acercando al centro de la ciudad, que es a donde tenía que ir. Volvió a pararse en otro semáforo y volvió a suspirar. Ni su querido pueblecito, Bänon, ni aquella gran ciudad estaban hechas para su magnífica e imponente Yamaha negra y verde. El joven, aún parado, revolucionó un poco la moto con impaciencia, haciendo que el motor rugiera impaciente. Dos chicas, más o menos de su misma edad, cruzaron por el paso de cebra justo delante de él, observándolo con aquella mirada que ponían las chicas cuando había un tío que les gustaba. El chico sonrió y las saludó con un movimiento de cabeza. Las jóvenes, animadas, le devolvieron el saludo con las manos, mientras una mujer las adelantaba molesta por la lentitud de estas, que entorpecían el ritmo de los demás transeúntes. Cuando el semáforo volvió a cambiar a verde les hizo un guiño de ojos y dio un acelerón, saliendo a toda velocidad, no sin antes advertir la risa histérica que emitían  las dos chicas. De mucho mejor humor, siguió circulando por la carretera principal hasta llegar a su destino. La verdad es que siempre le hacía sentirse mejor con el mismo flirtear y volver locas a las chicas que se agolpaban a su alrededor. Le agradaba  ver como se peleaban por él o discutían entre ellas para ver a cual le había guiñado el ojo. La gente le decía que a eso se le llamaba tenerse lo creído, pero a él le daba igual ser un presuntuoso. Era como era, y aunque cualquier chica desearía estar con él, la única a la que quería y siempre había amado le había dado calabazas en su propia cara... de inmediato apartó aquel pensamiento deprimente de su cabeza. Aparcó la moto y se dio la vuelta para entrar en el edificio. Una muralla se erguía ante él. Era bastante grande, hecha de enormes bloques de ladrillo. La puerta estaba firmemente cerrada para que nadie ajeno allí pudiera pasar. Arriba, encaramadas a la muralla, se disponían una hilera de gárgolas que vigilaban con sus horribles caras a los transeúntes, y justo arriba de la puerta, una pequeña cúpula que tenía en su interior una piedra transparente como el cristal, en un cáliz. La llamaban la luz del caminante, porque durante el día, la piedra cogía la luz del sol y por la noche se encendía, alumbrando todo. El joven cogió una de las aldabas de la puerta y llamó. Al cabo de unos segundos un soldado la abrió y el chico le enseñó el permiso. El soldado sin decir una sola palabra se hizo a un lado y le dejó pasar. Si no fuera por ese permiso que le habían otorgado, no podría haber pasado. Allí solo podían acceder los miembros del ejercito, del gobierno o personal autorizado, como él. Al traspasar las murallas se encontró ante un enorme patio, en el que varios soldados estaban de guardia. En el centro se encontraba una bonita fuente rodeada de césped. Cruzó a paso ligero el patio hasta llegar a las enormes escalinatas de la entrada. Flanqueando la gran puerta, estaban dos guardias armados,mirando al frente. Ésta estaba siempre abierta debido a las constantes idas y venidas de la gente. Justo encima había una inscripción que rezaba: "SI VIS PACEM PARA BELLUM". era el lema de los cazabrujas, que significaba: " si quieres paz, prepárate para la guerra." Sobre la inscripción aparecían tres esculturas de ángeles que sostenían en alto tres espadas, unidas por el filo, y justo arriba, el escudo de los cazabrujas.
- Se ha retrasado, Blackborn- dijo una voz masculina desde la puerta.
Al joven se le dibujó una sonrisa burlona en los labios. Frente a él se hallaba un chico un poco mas bajo que él, de pelo rubio ceniza, unos pequeños ojos verdes y nariz respingona. Llevaba el habitual uniforme de soldado: chaqueta y pantalón de camuflaje negro y gris y unas botas militares.
-Que hay Ronnie- le saludó.
El otro chico se cruzó de brazos mientras le miraba irritado.
-Te he dicho mil veces que no me llames Ronnie, mi nombre es Ronald.-chilló el muchacho rubio indignado dando media vuelta echando a andar por el pasillo.
-Y yo te he dicho un millón más que me llames  Liam, no por mi apellido- contraatacó el joven dándole un suave codazo.- Además, todo el mundo aquí te llama así.
Subieron varios pisos y acabaron en unos pasillos menos concurridos. Pararon un momento, ya que se cruzaron con un teniente y Ronnie tuvo que cuadrarse y saludar a su superior, después siguieron caminando. Liam no entendía por qué tenía un soldado que tomarse tantas molestias en pararse a saludar así a un superior.¿ no podían simplemente pasar y saludarse diciendo: " buenas tardes, mi teniente" o algo así?,¿ y si tenías prisa?, ¿Debías pararte tantas veces? Era una tontería.
- Lo sé- se lamentó el soldado, apenado retomando la conversación.-Todos deberían llamarme por mi apellido como es lo normal... hasta el capitán Steward me llama así, y eso que soy su asistente. Estoy jodido.
- Vamos, no te pongas tan dramático. Te han cogido cariño, eso es todo.- explicó Liam riendo mientras se encogía de hombros y llamaba a una de las puertas.
-O piensan que soy una especie de mascota. Quizás pida un traslado.
Liam iba a contestar cuando la puerta se abrió. En el umbral apareció una mujer joven y atractiva, con el pelo muy largo de color rojo intenso y ojos amarillos de aspecto salvaje.
-Aquí está Blackborn, señorita Wildlook.-informó Ronnie poniéndose de repente extremadamente serio.
-Eso ya lo veo, Ronnie.-contestó ella posando su mirada en Liam- Adentro, los dos.
El soldado entró con cara de mártir, seguido de Liam que andaba con su habitual paso despreocupado. Dentro había una despacho grande, con una mesa en el centro. En ella había muchos papeles desordenados y varios mapas de la zona. Algunas personas estaban sentadas en los sillones que había cerca de una pequeña biblioteca, comentando los documentos que tenían mientras bebían copas de vino. Mas allá el capitán Steward miraba varios documentos en su escritorio. Todos prestaron atención a los recién llegados en cuanto entraron.
- Llegas tarde, ¿en qué estas pensando?-gruñó la chica mientras se sentaba en una de las sillas que había al rededor de la mesa.
- Hola Shawn, yo también me alegro de verte.-saludó Liam con jovialidad.- De verdad, más simpática y no naces.
Todos los que había en la sala se acercaron a la mesa y tomaron asiento, seguramente estaban esperando su llegada.
- Calla y siéntate, si no quieres que te dé una patada en el trasero.-soltó Shawn encendiéndose un cigarro.
El general Odair, un hombre de piel muy morena y extremadamente alto que se sentaba al lado de Shawn, rió a carcajadas.
- Será mejor que hagas lo que te dice muchacho, las mujeres nunca bromean con eso.
Liam le dedicó al superior una sonrisa de complicidad y tomó asiento.
- Bien, ¿lo has traído?-intervino el capitán Steward, que le miraba con su habitual hostilidad.
La verdad era que el capitán no se había olvidado de él y sus amigos, cuando pisaron el ministerio del ejercito, o gobierno, como todos lo llamaban. Y Liam tampoco se había olvidado de él, que había sido el máximo responsable de la torturas de Alana. No le soportaba y con franqueza, el sentimiento era mutuo.
-Por supuesto que lo he traído.-se defendió el chico mientras se desabrochaba la chaqueta y sacaba de su interior un sobre marrón, sellado. A los costados guardaba una pistola y al otro lado, un cuchillo de caza.- Tardé tanto porque ese chiflado no quería darme el sobre. al final tuve que enseñarle el permiso.
- Es normal,- intervino Shawn- la información del sobre es secreto de estado. No puede entregarle algo tan importante a cualquiera.
- De todas formas, te agradecemos los servicios prestados al gobierno.- dijo el coronel Felton- cuando este año acabes tus estudios en Battle Cross e ingreses en el cuerpo pasaras directamente a Cabo, o incluso a Alférez. Aquellos que colaboran con nosotros siempre son recompensados.
Todos los allí presentes asintieron conformes, menos el capitán Steward, que simplemente ignoraba a Liam.
-Algo bueno tenía que tener todo esto, ¿no?-bromeó el chico sin entusiasmo.
Shawn captó el tono de voz del muchacho y le miró fijamente, como preguntándole qué le pasaba. El chico solamente negó con la cabeza, pero ella vio en sus ojos la única causa de estar así. "Alana". No tuvo que decir nada, porque Shawn lo entendió perfectamente. La chica asintió en silencio y retiró la mirada, prestando atención a lo que estaba diciendo el capitán Watson. La verdad es que se había presentado voluntario en el gobierno para poder alejarse de Bänon y todo lo que le recordaba a Alana. En su pueblo sentía que iba a volverse loco, no podía más, así que lo habló con sus padres y con el director de Battle Cross  y estuvieron conformes con la decisión. Por un lado se alejaba de allí y de sus recuerdos, y por el otro el voluntariado afectaba muy positivamente a sus notas en el colegio. Además en el ministerio le habían acogido con los brazos abiertos porque les podía facilitar información muy útil a cerca de Alan, ya que era su hermano y nunca estaba de más una ayudita extra. En todo ese tiempo se había hecho muy amigo de Shawn, ya que coincidían en muchas cosas y siempre le escuchaba y le daba consejos. Se había convertido en alguien muy importante para él y se contaban casi todo. Por eso ella sabía su situación con Alana y lo que sentía. No entendía por qué la chica le había rechazado tan repentinamente, pero de lo que estaba seguro era que ella seguía queriéndole, no sabía explicarlo pero es como si pudiera "sentirlo". Como siempre pasaba cada vez que pensaba en ella, el pecho empezó a arderle allí donde descansaba el colgante que Alana le había devuelto. El candado con la inicial "L". Notó que la garganta y los ojos le abrasaban. En ese momento le entraron ganas de tener frente a él a Alana y gritarle que por qué le hacía aquello. ¿Por qué le torturaba de aquella manera? Repentinamente volvió a la realidad y se dio cuenta de donde estaba y con quién estaba. Con gran dificultad tragó saliva y apartó aquellos pensamientos de su cabeza.
-... con mi secretaria, Blackborn?-oyó decir al general.
Liam parpadeó confuso.
- Perdón ¿ que decía?
- Que si me haría el favor de facilitarnos toda la información que conozca sobre Alan y la organización, para que pueda escribirlo mi secretaria.-repitió pacientemente el militar.- No tenemos tu declaración por escrito y nos es necesaria.
El chico miró a todos los allí presentes con perspicacia.
- Ronnie,-llamó el capitán Steward a su asistente- espera a fuera.
-Si, mi capitán.-obedeció el soldado poniéndose firme. Después de despedirse de todos sus superiores correctamente desapareció por la puerta.
A Ronnie podrían ordenarle que se fuera, pero no a él.
- No.- se negó Liam- Quiero saber qué información hay en ese sobre.
- Lo siento chico, pero es información secreta.- se disculpó el general Odair, mientras le enseñaba una de las hojas en las que estaba sellado con letra roja "información clasificada".
- Pero no es justo, yo he sido quién ha traído...
- Liam, por favor.-intervino Shawn, que le miraba con severidad- No hagas esto más complicado.
Liam le sostuvo la mirada, cabezón,  pero sabiendo lo inflexible que era la chica se dio por vencido.
- Mi secretaria esta allí, junto al escritorio.-le informó el general.
El chico obedeció a regañadientes y se sentó en la silla situada tras el escritorio, alejados de la reunión. De las sombras salió una chica bajita, de pelo castaño y con unas gafas el triple de grandes que sus ojos. Se sentó frente al chico con un portátil y le pidió tímidamente que contestara a sus preguntas.
Como había sospechado, eran las mismas que le habían hecho miles de veces desde que estaba allí, por eso no tuvo problema alguno en responder mecánicamente a las preguntas sin pensar, lo que le vino bien para escuchar fragmentos de la conversación.
-... nueva información acerca de la puerta.- dijo el general Odair.
- Parece ser que según las averiguaciones de nuestro investigador, los miembros de la organización van tras la pista de varios objetos de gran importancia y que al parecer tienen algo que ver con la puerta.-habló el coronel Felton con seriedad- ¿Pero qué objetos?
- Seguramente formarán parte de algún ritual para buscar el paradero de lo que buscan.-opinó Shawn encogiendose de hombros.
-¿Otros localizadores? No lo creo, pensad que ya robaron parte de los planos de Agnes Firesoul, que supuestamente indicaban el paradero de la puerta. Y las informaciones mas recientes de los historiadores apuntan a que robaron la espada del tercer héroe también porque podía revelar la ubicación de ésta.-dijo con apremio el capitán Steward taladrando con sus ojos negros a la joven.
- Entonces, ¿cómo funcionarían? ¿de llaves?- especuló el capitán Watson meditabundo- ¿Y dónde encajan esos trece sabios?
- ¿Saben lo que creo yo, señores?- intervino el general.- Que todo esto es una estupidez y ese grupo de tarados lo único que quieren es llamar la atención. No tiene caso que sigamos investigándolo.
- Pero mi general, aunque sean unos locos hay que pararles. Son peligrosos y ya han matado a mucha gente.-justificó Felton- No podemos arriesgarnos.
- Hay mas personal encargándose del caso.
- Pero la puerta...- empezó Steward contrariado.
- Capitán.-cortó el general visiblemente irritado- ¿De verdad cree que esa puerta existe? Sólo son leyendas baratas, por dios.¿Qué es eso?¿A dónde lleva esa puerta? ¿Al cielo? ¿A los infiernos? Por favor, no me haga reír. No sé lo que puede haber allí tan importante.
Todos callaron. El capitán Steward estaba rojo de la rabia, pero lógicamente no podía protestar a un alto cargo. Tras un breve silencio Shawn dijo:
- Estoy de acuerdo con el general Odair. No creo que este caso sea tan importante como el que ha sucedido recientemente.
- Algo importante debe de haber, aunque sean unos locos no creo que solo lo hagan por hacerlo.-insistió el hombre.
- Capitán.-gritó Odair enfadado- Le ordeno que deje ya de hablar de eso. Esa estúpida puerta no es importante, debemos centrar nuestra atención en los asesinatos de cazabrujas que están teniendo lugar.
- Según el informe,-intervino Watson- ya hay seis de los nuestros asesinados en apenas dos semanas. Todo indica a que han sido brujos, pero ellos lo niegan.
- Bien, creo que deberíamos seguir estos asuntos en privado.- abrevió el alto mando mirando a Shawn y a Liam, quién apartó la vista algo avergonzado- Señorita Wildlook quiero que vaya a las afueras de la ciudad, a esta zona.-le dio un mapa- Hace un rato mandamos dos agentes y todavía no han vuelto.
- Como usted diga.- Shawn se levantó y fue hacia la puerta, pero se volvió para mirar a Liam, haciéndole un gesto para que le siguiera.
El chico, reaccionando por fin se despidió de todos los presentes y abandonó la sala. Shawn tardó unos segundos mas en salir, ya que al parecer, le habían dicho algo mas. Liam seguía cavilando todo lo escuchado cuando se dio cuenta de que Ronnie permanecía en el pasillo, obediente.
- ¿Cómo os ha ido?- preguntó ceremoniosamente. 
Shawn, sin muchos miramientos, cogió a ambos chicos por las chaquetas y los arrastró hacia la calle.
- Señorita Wildlook,-exclamó Ronnie intentando resistirse, en realidad Shawn era mas fuerte de lo que aparentaba- no me puedo mover de la puerta, el capitán...
- El capitán Steward ordenó que vinieras con nosotros.-le acalló ella.
Visiblemente mas relajado, Ronnie se quedó conforme con la explicación y dejó de debatirse. Ante esto la chica le soltó, aunque seguía llevando a rastras a Liam. Cuando salieron a la calle, la muchacha les guió hasta un todoterreno aparcado en la acera.
- ¿Puedes soltarme ya? No me arrastres como un niño pequeño.
Sin decir una sola palabra, abrió la puerta del copiloto y arrojó a Liam al interior sin muchos miramientos. Ronnie se sentó apresuradamente en el asiento trasero, antes de que le hiciera lo mismo a él. Arrancó el coche y salió repentinamente a la carretera, cortando el camino a otro coche que tuvo que dar un frenazo. El conductor del vehículo le pitó, mientras con la mano le hacía un gesto obsceno.
- ¿Pero a ti que demonios te pasa hoy?- le recriminó Liam molesto por la forma de conducir y de comportarse de la chica.
Estaba preparado para oír alguna grosería, pero no para oír lo que Shawn le soltó.
- Me ha venido la regla, estoy de mal humor.
Los dos chicos al oír aquello se pusieron rojos y apartaron la mirada incómodos. La verdad, siempre le habían incomodado aquellos temas de chicas, pensaba que era algo que los tíos, nunca llegarían a entender.
- La próxima vez que te vea de este humor no preguntaré.-Respondió el chico mirando por la ventana. Se estaban alejando del centro, aunque tardarían unos quince minutos en salir de la ciudad.
Desde ese momento ninguno de los tres habló de nuevo. Ronnie se la pasó todo el trayecto mirando por la ventana, mientras que Shawn miraba al frente, concentrada en la conducción. Iba a empezar ha hablar de cualquier tontería para iniciar una conversación cuando Shawn se le adelantó.
- ¿Que te ha parecido la reunión?- le preguntó al chico.
- No sé de lo que me hablas.- respondió Liam haciéndose el tonto.
Shawn soltó una carcajada.
- Vamos Liam, te conozco y se que escuchaste todo.
- ¿Has escuchado una conversación privada?- exclamó Ronnie escandalizado.
- Si, lo hice.-soltó Liam mostrado una sonrisa descarada, aunque después se puso serio- Y me parece que le están dando poca importancia al asunto. No se, eso de los asesinatos es serio, pero lo otro también.
- No veo en qué. Como dijo el general, son unos locos que lo único que buscan es llamar la atención. No tiene mas vuelta de hoja.
- Yo no estoy tan seguro,-insistió él- y te diré por qué. Veamos, no conozco mucho esa organización, pero sí a tres de sus cabecillas. En primer lugar, mi hermano Alan. Puede que esté desequilibrado mentalmente en algunos aspectos... pero no es estúpido. Lleva muchos años allí y mi hermano no es de los que pierden el tiempo precisamente. La segunda de la lista es mi ex amiga Ashley. No es que sea la chica mas lista del mundo, pero sinceramente, no la veo entrando en un grupo de chiflados por gusto. Lo que nos lleva al último. Tayson Moreno, es amigo de Alana. No le conocí mucho, pero sé de buena tinta que es extremadamente inteligente y responsable. Él es la clave. ¿Crees que un tío así de listo, que busca poder, va a perder su tiempo en algo que no existe? Claro que no. No sé la importancia que tiene esa puerta o si es una metáfora, lo único  que sé es que para que gente así se tome tantas molestias debe de haber algo gordo. Ya se sabe, cuando el río suena, agua lleva.- concluyó satisfecho.
Shawn asintió con una sonrisita de suficiencia.
- Buena deducción, Holmes.- bromeó- La verdad es que quería escuchar tu opinión. Ya hemos llegado.- dijo mientras paraba el coche. Los tres se bajaron del vehículo y miraron a su alrededor. Un gran campo se extendía ante ellos, con montañas y colinas a lo lejos. A su lado había una casa abandonada y con el techo completamente destruido.
- Aquí no hay nadie- dijo sin mucho entusiasmo Ronnie.
- Seguro que están en algún bar perdiendo el tiempo-siseó Shawn cruzándose de brazos.- Como los coja...
-¿Y si damos una vuelta a la casa? A lo mejor está por ahí.-sugirió el chico.
Los otros dos estuvieron conformes. Giraron la esquina. allí no había nada. Pero cuando giraron la segunda... a unos sietes metros se hallaban dos cuerpos en el suelo. Uno tenía un puñal clavado en el pecho, en medio de un charco de sangre. El segundo, más allá, no tenía heridas, pero la piel empezaba a adoptar un color negro muy desagradable. Eran los agentes. Al lado había tres hombres, dos con el pelo negro y otro de color azul eléctrico. Llevaban unas túnicas moradas y hablaban nerviosamente entre sí.
- ¡Eh, vosotros!-gritó Shawn. Los hombres se dieron la vuelta sorprendidos y echaron a correr en dirección contraria. Los tres inmediatamente empezaron a perseguir a los sospechosos.
- Ronnie, quédate aquí y comprueba si sigue alguno vivo.-oyó decir a Shawn, que corría justo detrás de él.
Estaban acortando la distancia con los asesinos cuando uno de ellos se dio la vuelta y lanzó una onda de energía. Liam consiguió esquivarlo, pero le dio en la pierna a Shawn. Esta cayó al suelo con un grito de dolor. El muchacho se paró para ayudarla pero ella le gritó:
- No te pares, estoy bien. Coge a esos cabrones sino quieres que me enfade.
Liam asintió y empezó a correr de nuevo tras aquellos hombres. Cuando giró la esquina, lo primero que vio fue el gran portal que habían creado los brujos. Era grande y brillante... No tenía tiempo que perder, si cruzaban les perdería la pista, ya que les podía llevar a cualquier parte del mundo. Sin pensárselo,  sacó de su chaqueta el cuchillo y lo lanzó con todas sus fuerzas. Éste giró sobre sí mismo varias veces y después se clavó en el suelo, agarrando un trozo de túnica de unos de los hombres. El brujo cayó al suelo de bruces, mientras los otros dos cruzaban el portal, que cada vez se hacía mas pequeño. El asesino se deshizo del cuchillo que lo aprisionaba y se puso en pie, pero Liam ya lo había alcanzado. Le cogió de la parte posterior y tiró de él hacia atrás. El brujo le lanzó una fuerte patada al costado, pero el chico, que tenía buenos reflejos, lo esquivó sin problemas. El desconocido volvió a atacar, esta vez intentó con un poco de magia contenida en su puño y nuevamente Liam  paró el golpe. Si no hubiese llevado ni muñequeras ni espinilleras especiales con runas arcanas que repelían la magia, en ese momento aquel hombre le habría dejado K.O. por suerte se las había puesto. Con facilidad, Liam cogió por el brazo a su adversario, inmovilizándolo. Después le dio un rodillazo en el estómago y le lanzó contra la pared. El hombre chocó contra esta y cayó al suelo, pero antes de que pudiera reaccionar, Liam le cogió de la parte delantera de la túnica y lo subió,quedando cara a cara. El chico le iba a preguntar quién era, pero al verle la cara algo en su memoria le cosquilleó.
-¿Nos conocemos?-le preguntó entrecerrando los ojos. Tenía la sensación de haberlo visto antes...
El hombre, mirándole con desprecio, le dijo algo en otra lengua. Latín. Liam rió. Conocía perfectamente el latín.
- No te servirá de nada maldecirme. Habla.-le gritó- ¿Por qué habéis matado a esos agentes?¿Quién te envía?- En ese momento el portal se cerró.
- Antes muerto que decirte algo.- dijo el brujo con un acento extranjero. Después dijo otras palabras, esta vez en un idioma que no comprendía. El hombre empezó a temblar. La cara comenzó a agrietarse le y antes de que el chico pudiera reaccionar, se convirtió en cenizas.
 Liam, que seguía sosteniendo la túnica, la soltó y retrocedió precipitadamente.
-¿Pero qué...?- murmuró sin poder creerlo.
A sus espaldas se oyó  como alguien se acercaba. a los pocos segundos, Shawn apareció cojeando un poco junto con Ronnie.
- ¿Qué ha pasado?
Liam tardó unos minutos en contestar.
- Se... se ha suicidado.-respondió incrédulo.
La muchacha se acercó al montón de cenizas y cogió la túnica. Liam notó que se ponía tensa.
- Maldita sea, esto es serio.-exclamó preocupada dando vueltas con nerviosismo.
- ¿Por qué?-preguntó Ronnie.
- ¿Ves esto?-explicó Shawn enseñándole una especie de escudo que había colgado en la prenda- Es la insignia del gobierno de los brujos. De los praefecti. Hasta ahora no teníamos pruebas sólidas que apoyaran las acusaciones contra ese gobierno, pero esto... esto no le va a gustar nada a los superiores.- sacó el móvil de su bolsillo y llamó por teléfono a alguien, seguramente al general Odair.
Liam volvió la vista hacia el montoncito de cenizas que poco a poco se las llevaba el viento. Esa cara... ¿Dónde la había visto antes?... Entonces se acordó. En aquel hotel, con Alana y los demás. A la mañana siguiente iban a ir al gobierno, pero esa noche los encapuchados de Alan les atacaron. aquel hombres se parecía mucho a uno de los atacantes, aunque no estaba del todo seguro. ¿Que hacía alguien de la organización en el gobierno de los brujos? ¿Qué significaba aquello?
Otro recuerdo, mucho más reciente que el otro, le vino a la memoria. Escuchó las palabras del general Odair:
-"Esa estúpida puerta no es importante, debemos centrar nuestra atención en los asesinatos..."
Tardó unos segundos en atar todos los cabos. Sintió como algo dentro de su cabeza hacía un "click". Todos los engranajes encajaban.
- Por supuesto.-exclamó Liam emocionado- ¿Cómo no se dio nadie cuenta antes?
Shawn ,que al parecer ya había dejado de hablar por teléfono, y Ronnie le miraron extrañaros.
- ¿Que te pasa?
- La organización y los asesinatos, están conectados.-explicó el chico precipitadamente- Quieren distraernos.
- ¿Que quieres decir?- Shawn entrecerró los ojos.
- Los asesinatos son una distracción.- y cuando volvió a repetirlo supo con seguridad que estaba en lo cierto- Es un señuelo.

FIN DEL PRIMER CAPI

4 comentarios:

  1. muy bueno este primer capi ^^ aunque creo que me leere otra vez la primera parte para refrescar la memoria y enterarme mejor xD por cierto, no ibais a llevar la historia a una editorial o algo así?

    ResponderEliminar
  2. Si, y la hemos enviado a varias editoriales xD
    pero con el tema de la crisis y tal ahora mismo no van a publicar ningún libro T.T

    ResponderEliminar
  3. chicas como siempre sois geniales escribiendo :) y como siempre me a encantado este capi. :D

    ResponderEliminar