Capitulo 1 -Issues (Escape the Fate)
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Los
árboles se movían perezosamente de un lado a otro, entre el suave
viento que los mecía. Sus hojas empezaban a adoptar ese color marrón
que indicaba la pronta llegada del otoño. Al rededor, los caballos
pastaban con tranquilidad por el verde prado, rodeado de colinas
llenas de más árboles y una pequeña casa de campo. Más allá se
encontraba una pequeña carretera de apenas dos carriles, por la que
pasaba algún que otro coche a poca velocidad. Todo en el ambiente
desprendía serenidad, propia de la naturaleza.
Repentinamente
empezó a oírse un sonido que se percibía cada vez más fuerte,
rompiendo la tranquilidad que allí reinaba. Los caballos se
irguieron atentos ante aquel inesperado sonido. Algo se acercaba por
la carretera a gran velocidad. Una moto de gran cilindrada pasó como
una exhalación, formando un escándalo con el tubo de escape. El
conductor del vehículo dio un bandazo hacia la derecha metiéndose
por unos segundos en el carril contrario, para adelantar al coche que
tenía delante suya. Después volvió a acelerar más, alejándose de
allí a casi 200 kilómetros por hora. su chaqueta de cuero se le
pegaba al pecho por el fuerte aire que venía de frente, y por los
finos pantalones negros se filtraba el aire, que hacia que se le
pusiera la carne de gallina. En ese momento se arrepintió de no
haberse llevado los guantes que se ponía habitualmente para montar
en moto, aquél día que llevaba unos guantes cortados, y para
rematar la faena se había dejado olvidado el casco en la oficina y
el viento le azotaba en la cara y hacía que su corta melena negra se
le revolviera. Sin embargo le gustaba conducir su moto, sentir la
adrenalina por sus venas y ser libre. Con una sonrisa aceleró aun
más, pasando a toda velocidad por un cartel en el que se leía:
"Bienvenidos a Landfield".
El
chico paró cuando el semáforo se puso en rojo. Suspiró. En la
ciudad el problema que había era que no se podía correr demasiado y
que había cientos de semáforos, vehículos y peatones. Miró a su
alrededor. La carretera continuaba hacia delante, la calle principal,
aunque había calles mas pequeñas por la que se podía circular. A
los lados grandes aceras con árboles por donde la gente caminaba a
paso ligero, sin mirarse la una a la otra. Todos parecían tener
prisa, siempre corriendo. Y verjas y rejas de hierro que daban a
bonitas casas adosadas de ladrillo rojo de tres pisos. Más allá se
encontraba un bonito parque lleno de árboles, con caminos para
pasear y montar en bicicleta, con un lago en el centro de este. El
semáforo se puso en verde y siguió avanzando. El esquema se
repetía, casas, zonas verdes y árboles... giró por una rotonda en
la que había una gran estatua de una mujer con alas, sentada en un
carro tirado por caballos. Cuando la pasó, los edificios fueron
haciéndose cada vez más altos y grandes. Más vehículos circulaban
por la calle, un autobús rojo de dos pisos pasó por su lado sin
muchos miramientos. Se estaba acercando al centro de la ciudad, que
es a donde tenía que ir. Volvió a pararse en otro semáforo y
volvió a suspirar. Ni su querido pueblecito, Bänon, ni aquella gran
ciudad estaban hechas para su magnífica e imponente Yamaha negra y
verde. El joven, aún parado, revolucionó un poco la moto con
impaciencia, haciendo que el motor rugiera impaciente. Dos chicas,
más o menos de su misma edad, cruzaron por el paso de cebra justo
delante de él, observándolo con aquella mirada que ponían
las chicas cuando había un tío que les gustaba. El chico sonrió y
las saludó con un movimiento de cabeza. Las jóvenes, animadas, le
devolvieron el saludo con las manos, mientras una mujer las
adelantaba molesta por la lentitud de estas, que entorpecían el
ritmo de los demás transeúntes. Cuando el semáforo volvió a
cambiar a verde les hizo un guiño de ojos y dio un acelerón,
saliendo a toda velocidad, no sin antes advertir la risa histérica
que emitían las dos chicas. De mucho mejor humor, siguió
circulando por la carretera principal hasta llegar a su destino. La
verdad es que siempre le hacía sentirse mejor con el mismo flirtear
y volver locas a las chicas que se agolpaban a su alrededor. Le
agradaba ver como se peleaban por él o discutían entre ellas
para ver a cual le había guiñado el ojo. La gente le decía que a
eso se le llamaba tenerse lo creído, pero a él le daba
igual ser un presuntuoso. Era como era, y aunque cualquier chica
desearía estar con él, la única a la que quería y siempre había
amado le había dado calabazas en su propia cara... de inmediato
apartó aquel pensamiento deprimente de su cabeza. Aparcó la moto y
se dio la vuelta para entrar en el edificio. Una muralla se erguía
ante él. Era bastante grande, hecha de enormes bloques de ladrillo.
La puerta estaba firmemente cerrada para que nadie ajeno allí
pudiera pasar. Arriba, encaramadas a la muralla, se disponían una
hilera de gárgolas que vigilaban con sus horribles caras a los
transeúntes, y justo arriba de la puerta, una pequeña cúpula que
tenía en su interior una piedra transparente como el cristal, en un
cáliz. La llamaban la luz del caminante, porque durante el día, la
piedra cogía la luz del sol y por la noche se encendía, alumbrando
todo. El joven cogió una de las aldabas de la puerta y llamó. Al
cabo de unos segundos un soldado la abrió y el chico le enseñó el
permiso. El soldado sin decir una sola palabra se hizo a un lado y le
dejó pasar. Si no fuera por ese permiso que le habían otorgado, no
podría haber pasado. Allí solo podían acceder los miembros del
ejercito, del gobierno o personal autorizado, como él. Al traspasar
las murallas se encontró ante un enorme patio, en el que varios
soldados estaban de guardia. En el centro se encontraba una bonita
fuente rodeada de césped. Cruzó a paso ligero el patio hasta llegar
a las enormes escalinatas de la entrada. Flanqueando la gran puerta,
estaban dos guardias armados,mirando al frente. Ésta estaba siempre
abierta debido a las constantes idas y venidas de la gente. Justo
encima había una inscripción que rezaba: "SI VIS PACEM PARA
BELLUM". era el lema de los cazabrujas, que significaba: "
si quieres paz, prepárate para la guerra." Sobre la inscripción
aparecían tres esculturas de ángeles que sostenían en alto tres
espadas, unidas por el filo, y justo arriba, el escudo de los
cazabrujas.
-
Se ha retrasado, Blackborn- dijo una voz masculina desde la puerta.
Al
joven se le dibujó una sonrisa burlona en los labios. Frente a él
se hallaba un chico un poco mas bajo que él, de pelo rubio ceniza,
unos pequeños ojos verdes y nariz respingona. Llevaba el habitual
uniforme de soldado: chaqueta y pantalón de camuflaje negro y gris y
unas botas militares.
-Que
hay Ronnie- le saludó.
El
otro chico se cruzó de brazos mientras le miraba irritado.
-Te
he dicho mil veces que no me llames Ronnie, mi nombre es
Ronald.-chilló el muchacho rubio indignado dando media vuelta
echando a andar por el pasillo.
-Y
yo te he dicho un millón más que me llames Liam, no por mi
apellido- contraatacó el joven dándole un suave codazo.- Además,
todo el mundo aquí te llama así.
Subieron
varios pisos y acabaron en unos pasillos menos concurridos. Pararon
un momento, ya que se cruzaron con un teniente y Ronnie tuvo que
cuadrarse y saludar a su superior, después siguieron caminando. Liam
no entendía por qué tenía un soldado que tomarse tantas molestias
en pararse a saludar así a un superior.¿ no podían simplemente
pasar y saludarse diciendo: " buenas tardes, mi teniente" o
algo así?,¿ y si tenías prisa?, ¿Debías pararte tantas veces?
Era una tontería.
-
Lo sé- se lamentó el soldado, apenado retomando la
conversación.-Todos deberían llamarme por mi apellido como es lo
normal... hasta el capitán Steward me llama así, y eso que soy su
asistente. Estoy jodido.
-
Vamos, no te pongas tan dramático. Te han cogido cariño, eso es
todo.- explicó Liam riendo mientras se encogía de hombros y llamaba
a una de las puertas.
-O
piensan que soy una especie de mascota. Quizás pida un traslado.
Liam
iba a contestar cuando la puerta se abrió. En el umbral apareció
una mujer joven y atractiva, con el pelo muy largo de color rojo
intenso y ojos amarillos de aspecto salvaje.
-Aquí
está Blackborn, señorita Wildlook.-informó Ronnie poniéndose de
repente extremadamente serio.
-Eso
ya lo veo, Ronnie.-contestó ella posando su mirada en Liam- Adentro,
los dos.
El
soldado entró con cara de mártir, seguido de Liam que andaba con su
habitual paso despreocupado. Dentro había una despacho grande, con
una mesa en el centro. En ella había muchos papeles desordenados y
varios mapas de la zona. Algunas personas estaban sentadas en los
sillones que había cerca de una pequeña biblioteca, comentando
los documentos que tenían mientras bebían copas de vino. Mas allá
el capitán Steward miraba varios documentos en su escritorio. Todos
prestaron atención a los recién llegados en cuanto entraron.
-
Llegas tarde, ¿en qué estas pensando?-gruñó la chica mientras se
sentaba en una de las sillas que había al rededor de la mesa.
-
Hola Shawn, yo también me alegro de verte.-saludó Liam con
jovialidad.- De verdad, más simpática y no naces.
Todos
los que había en la sala se acercaron a la mesa y tomaron asiento,
seguramente estaban esperando su llegada.
-
Calla y siéntate, si no quieres que te dé una patada en el
trasero.-soltó Shawn encendiéndose un cigarro.
El
general Odair, un hombre de piel muy morena y extremadamente alto que
se sentaba al lado de Shawn, rió a carcajadas.
-
Será mejor que hagas lo que te dice muchacho, las mujeres nunca
bromean con eso.
Liam
le dedicó al superior una sonrisa de complicidad y tomó asiento.
-
Bien, ¿lo has traído?-intervino el capitán Steward, que le miraba
con su habitual hostilidad.
La
verdad era que el capitán no se había olvidado de él y sus amigos,
cuando pisaron el ministerio del ejercito, o gobierno, como todos lo
llamaban. Y Liam tampoco se había olvidado de él, que había sido
el máximo responsable de la torturas de Alana. No le soportaba y con
franqueza, el sentimiento era mutuo.
-Por
supuesto que lo he traído.-se defendió el chico mientras se
desabrochaba la chaqueta y sacaba de su interior un sobre marrón,
sellado. A los costados guardaba una pistola y al otro lado, un
cuchillo de caza.- Tardé tanto porque ese chiflado no quería darme
el sobre. al final tuve que enseñarle el permiso.
-
Es normal,- intervino Shawn- la información del sobre es secreto de
estado. No puede entregarle algo tan importante a cualquiera.
-
De todas formas, te agradecemos los servicios prestados al gobierno.-
dijo el coronel Felton- cuando este año acabes tus estudios en
Battle Cross e ingreses en el cuerpo pasaras directamente a Cabo, o
incluso a Alférez. Aquellos que colaboran con nosotros siempre son
recompensados.
Todos
los allí presentes asintieron conformes, menos el capitán Steward,
que simplemente ignoraba a Liam.
-Algo
bueno tenía que tener todo esto, ¿no?-bromeó el chico sin
entusiasmo.
Shawn
captó el tono de voz del muchacho y le miró fijamente, como
preguntándole qué le pasaba. El chico solamente negó con la
cabeza, pero ella vio en sus ojos la única causa de estar así.
"Alana". No tuvo que decir nada, porque Shawn lo entendió
perfectamente. La chica asintió en silencio y retiró la mirada,
prestando atención a lo que estaba diciendo el capitán Watson. La
verdad es que se había presentado voluntario en el gobierno para
poder alejarse de Bänon y todo lo que le recordaba a Alana. En su
pueblo sentía que iba a volverse loco, no podía más, así que lo
habló con sus padres y con el director de Battle Cross y
estuvieron conformes con la decisión. Por un lado se alejaba de allí
y de sus recuerdos, y por el otro el voluntariado afectaba muy
positivamente a sus notas en el colegio. Además en el ministerio le
habían acogido con los brazos abiertos porque les podía facilitar
información muy útil a cerca de Alan, ya que era su hermano y nunca
estaba de más una ayudita extra. En todo ese tiempo se había hecho
muy amigo de Shawn, ya que coincidían en muchas cosas y siempre le
escuchaba y le daba consejos. Se había convertido en alguien muy
importante para él y se contaban casi todo. Por eso ella sabía su
situación con Alana y lo que sentía. No entendía por qué la chica
le había rechazado tan repentinamente, pero de lo que estaba seguro
era que ella seguía queriéndole, no sabía explicarlo pero es como
si pudiera "sentirlo". Como siempre pasaba cada vez que
pensaba en ella, el pecho empezó a arderle allí donde descansaba el
colgante que Alana le había devuelto. El candado con la inicial "L".
Notó que la garganta y los ojos le abrasaban. En ese momento le
entraron ganas de tener frente a él a Alana y gritarle que por qué
le hacía aquello. ¿Por qué le torturaba de aquella manera?
Repentinamente volvió a la realidad y se dio cuenta de donde estaba
y con quién estaba. Con gran dificultad tragó saliva y apartó
aquellos pensamientos de su cabeza.
-...
con mi secretaria, Blackborn?-oyó decir al general.
Liam
parpadeó confuso.
-
Perdón ¿ que decía?
-
Que si me haría el favor de facilitarnos toda la información que
conozca sobre Alan y la organización, para que pueda escribirlo mi
secretaria.-repitió pacientemente el militar.- No tenemos tu
declaración por escrito y nos es necesaria.
El
chico miró a todos los allí presentes con perspicacia.
-
Ronnie,-llamó el capitán Steward a su asistente- espera a fuera.
-Si,
mi capitán.-obedeció el soldado poniéndose firme. Después de
despedirse de todos sus superiores correctamente desapareció por la
puerta.
A
Ronnie podrían ordenarle que se fuera, pero no a él.
-
No.- se negó Liam- Quiero saber qué información hay en ese sobre.
-
Lo siento chico, pero es información secreta.- se disculpó el
general Odair, mientras le enseñaba una de las hojas en las que
estaba sellado con letra roja "información clasificada".
-
Pero no es justo, yo he sido quién ha traído...
-
Liam, por favor.-intervino Shawn, que le miraba con severidad- No
hagas esto más complicado.
Liam
le sostuvo la mirada, cabezón, pero sabiendo lo inflexible que
era la chica se dio por vencido.
-
Mi secretaria esta allí, junto al escritorio.-le informó el
general.
El
chico obedeció a regañadientes y se sentó en la silla situada tras
el escritorio, alejados de la reunión. De las sombras salió una
chica bajita, de pelo castaño y con unas gafas el triple de grandes
que sus ojos. Se sentó frente al chico con un portátil y le pidió
tímidamente que contestara a sus preguntas.
Como
había sospechado, eran las mismas que le habían hecho miles de
veces desde que estaba allí, por eso no tuvo problema alguno en
responder mecánicamente a las preguntas sin pensar, lo que le vino
bien para escuchar fragmentos de la conversación.
-...
nueva información acerca de la puerta.- dijo el general Odair.
-
Parece ser que según las averiguaciones de nuestro investigador, los
miembros de la organización van tras la pista de varios objetos de
gran importancia y que al parecer tienen algo que ver con la
puerta.-habló el coronel Felton con seriedad- ¿Pero qué objetos?
-
Seguramente formarán parte de algún ritual para buscar el paradero
de lo que buscan.-opinó Shawn encogiendose de hombros.
-¿Otros
localizadores? No lo creo, pensad que ya robaron parte de los planos
de Agnes Firesoul, que supuestamente indicaban el paradero de la
puerta. Y las informaciones mas recientes de los historiadores
apuntan a que robaron la espada del tercer héroe también porque
podía revelar la ubicación de ésta.-dijo con apremio el capitán
Steward taladrando con sus ojos negros a la joven.
-
Entonces, ¿cómo funcionarían? ¿de llaves?- especuló el capitán
Watson meditabundo- ¿Y dónde encajan esos trece sabios?
-
¿Saben lo que creo yo, señores?- intervino el general.- Que todo
esto es una estupidez y ese grupo de tarados lo único que quieren es
llamar la atención. No tiene caso que sigamos investigándolo.
-
Pero mi general, aunque sean unos locos hay que pararles. Son
peligrosos y ya han matado a mucha gente.-justificó Felton- No
podemos arriesgarnos.
-
Hay mas personal encargándose del caso.
-
Pero la puerta...- empezó Steward contrariado.
-
Capitán.-cortó el general visiblemente irritado- ¿De verdad cree
que esa puerta existe? Sólo son leyendas baratas, por dios.¿Qué es
eso?¿A dónde lleva esa puerta? ¿Al cielo? ¿A los infiernos? Por
favor, no me haga reír. No sé lo que puede haber allí tan
importante.
Todos
callaron. El capitán Steward estaba rojo de la rabia, pero
lógicamente no podía protestar a un alto cargo. Tras un breve
silencio Shawn dijo:
-
Estoy de acuerdo con el general Odair. No creo que este caso sea tan
importante como el que ha sucedido recientemente.
-
Algo importante debe de haber, aunque sean unos locos no creo que
solo lo hagan por hacerlo.-insistió el hombre.
-
Capitán.-gritó Odair enfadado- Le ordeno que deje ya de hablar de
eso. Esa estúpida puerta no es importante, debemos centrar nuestra
atención en los asesinatos de cazabrujas que están teniendo lugar.
-
Según el informe,-intervino Watson- ya hay seis de los nuestros
asesinados en apenas dos semanas. Todo indica a que han sido brujos,
pero ellos lo niegan.
-
Bien, creo que deberíamos seguir estos asuntos en privado.- abrevió
el alto mando mirando a Shawn y a Liam, quién apartó la vista algo
avergonzado- Señorita Wildlook quiero que vaya a las afueras de la
ciudad, a esta zona.-le dio un mapa- Hace un rato mandamos dos
agentes y todavía no han vuelto.
-
Como usted diga.- Shawn se levantó y fue hacia la puerta, pero se
volvió para mirar a Liam, haciéndole un gesto para que le siguiera.
El
chico, reaccionando por fin se despidió de todos los presentes y
abandonó la sala. Shawn tardó unos segundos mas en salir, ya que al
parecer, le habían dicho algo mas. Liam seguía cavilando todo lo
escuchado cuando se dio cuenta de que Ronnie permanecía en el
pasillo, obediente.
-
¿Cómo os ha ido?- preguntó ceremoniosamente.
Shawn,
sin muchos miramientos, cogió a ambos chicos por las chaquetas y los
arrastró hacia la calle.
-
Señorita Wildlook,-exclamó Ronnie intentando resistirse, en
realidad Shawn era mas fuerte de lo que aparentaba- no me puedo mover
de la puerta, el capitán...
-
El capitán Steward ordenó que vinieras con nosotros.-le acalló
ella.
Visiblemente
mas relajado, Ronnie se quedó conforme con la explicación y dejó
de debatirse. Ante esto la chica le soltó, aunque seguía llevando a
rastras a Liam. Cuando salieron a la calle, la muchacha les guió
hasta un todoterreno aparcado en la acera.
-
¿Puedes soltarme ya? No me arrastres como un niño pequeño.
Sin
decir una sola palabra, abrió la puerta del copiloto y arrojó a
Liam al interior sin muchos miramientos. Ronnie se sentó
apresuradamente en el asiento trasero, antes de que le hiciera lo
mismo a él. Arrancó el coche y salió repentinamente a la
carretera, cortando el camino a otro coche que tuvo que dar un
frenazo. El conductor del vehículo le pitó, mientras con la mano le
hacía un gesto obsceno.
-
¿Pero a ti que demonios te pasa hoy?- le recriminó Liam molesto por
la forma de conducir y de comportarse de la chica.
Estaba
preparado para oír alguna grosería, pero no para oír lo que Shawn
le soltó.
-
Me ha venido la regla, estoy de mal humor.
Los
dos chicos al oír aquello se pusieron rojos y apartaron la mirada
incómodos. La verdad, siempre le habían incomodado aquellos temas
de chicas, pensaba que era algo que los tíos, nunca llegarían a
entender.
-
La próxima vez que te vea de este humor no preguntaré.-Respondió
el chico mirando por la ventana. Se estaban alejando del centro,
aunque tardarían unos quince minutos en salir de la ciudad.
Desde
ese momento ninguno de los tres habló de nuevo. Ronnie se la pasó
todo el trayecto mirando por la ventana, mientras que Shawn miraba al
frente, concentrada en la conducción. Iba a empezar ha hablar de
cualquier tontería para iniciar una conversación cuando Shawn se le
adelantó.
-
¿Que te ha parecido la reunión?- le preguntó al chico.
-
No sé de lo que me hablas.- respondió Liam haciéndose el tonto.
Shawn
soltó una carcajada.
-
Vamos Liam, te conozco y se que escuchaste todo.
-
¿Has escuchado una conversación privada?- exclamó Ronnie
escandalizado.
-
Si, lo hice.-soltó Liam mostrado una sonrisa descarada, aunque
después se puso serio- Y me parece que le están dando poca
importancia al asunto. No se, eso de los asesinatos es serio, pero lo
otro también.
-
No veo en qué. Como dijo el general, son unos locos que lo único
que buscan es llamar la atención. No tiene mas vuelta de hoja.
-
Yo no estoy tan seguro,-insistió él- y te diré por qué. Veamos,
no conozco mucho esa organización, pero sí a tres de sus
cabecillas. En primer lugar, mi hermano Alan. Puede que esté
desequilibrado mentalmente en algunos aspectos... pero no es
estúpido. Lleva muchos años allí y mi hermano no es de los que
pierden el tiempo precisamente. La segunda de la lista es mi ex
amiga Ashley. No es que sea la chica mas lista del mundo, pero
sinceramente, no la veo entrando en un grupo de chiflados por gusto.
Lo que nos lleva al último. Tayson Moreno, es amigo de Alana. No le
conocí mucho, pero sé de buena tinta que es extremadamente
inteligente y responsable. Él es la clave. ¿Crees que un tío así
de listo, que busca poder, va a perder su tiempo en algo que no
existe? Claro que no. No sé la importancia que tiene esa puerta o si
es una metáfora, lo único que sé es que para que gente
así se tome tantas molestias debe de haber algo gordo. Ya se sabe,
cuando el río suena, agua lleva.- concluyó satisfecho.
Shawn
asintió con una sonrisita de suficiencia.
-
Buena deducción, Holmes.- bromeó- La verdad es que quería escuchar
tu opinión. Ya hemos llegado.- dijo mientras paraba el coche. Los
tres se bajaron del vehículo y miraron a su alrededor. Un gran campo
se extendía ante ellos, con montañas y colinas a lo lejos. A su
lado había una casa abandonada y con el techo completamente
destruido.
-
Aquí no hay nadie- dijo sin mucho entusiasmo Ronnie.
-
Seguro que están en algún bar perdiendo el tiempo-siseó Shawn
cruzándose de brazos.- Como los coja...
-¿Y
si damos una vuelta a la casa? A lo mejor está por ahí.-sugirió el
chico.
Los
otros dos estuvieron conformes. Giraron la esquina. allí no había
nada. Pero cuando giraron la segunda... a unos sietes metros se
hallaban dos cuerpos en el suelo. Uno tenía un puñal clavado en el
pecho, en medio de un charco de sangre. El segundo, más allá, no
tenía heridas, pero la piel empezaba a adoptar un color negro muy
desagradable. Eran los agentes. Al lado había tres hombres, dos con
el pelo negro y otro de color azul eléctrico. Llevaban unas túnicas
moradas y hablaban nerviosamente entre sí.
-
¡Eh, vosotros!-gritó Shawn. Los hombres se dieron la vuelta
sorprendidos y echaron a correr en dirección contraria. Los tres
inmediatamente empezaron a perseguir a los sospechosos.
-
Ronnie, quédate aquí y comprueba si sigue alguno vivo.-oyó decir a
Shawn, que corría justo detrás de él.
Estaban
acortando la distancia con los asesinos cuando uno de ellos se dio la
vuelta y lanzó una onda de energía. Liam consiguió esquivarlo,
pero le dio en la pierna a Shawn. Esta cayó al suelo con un grito
de dolor. El muchacho se paró para ayudarla pero ella le gritó:
-
No te pares, estoy bien. Coge a esos cabrones sino quieres que me
enfade.
Liam
asintió y empezó a correr de nuevo tras aquellos hombres. Cuando
giró la esquina, lo primero que vio fue el gran portal que habían
creado los brujos. Era grande y brillante... No tenía tiempo que
perder, si cruzaban les perdería la pista, ya que les podía llevar
a cualquier parte del mundo. Sin pensárselo, sacó de su
chaqueta el cuchillo y lo lanzó con todas sus fuerzas. Éste giró
sobre sí mismo varias veces y después se clavó en el suelo,
agarrando un trozo de túnica de unos de los hombres. El brujo cayó
al suelo de bruces, mientras los otros dos cruzaban el portal, que
cada vez se hacía mas pequeño. El asesino se deshizo del cuchillo
que lo aprisionaba y se puso en pie, pero Liam ya lo había
alcanzado. Le cogió de la parte posterior y tiró de él hacia
atrás. El brujo le lanzó una fuerte patada al costado, pero el
chico, que tenía buenos reflejos, lo esquivó sin problemas. El
desconocido volvió a atacar, esta vez intentó con un poco
de magia contenida en su puño y nuevamente Liam paró
el golpe. Si no hubiese llevado ni muñequeras ni espinilleras
especiales con runas arcanas que repelían la magia, en ese momento
aquel hombre le habría dejado K.O. por suerte se las había puesto.
Con facilidad, Liam cogió por el brazo a su adversario,
inmovilizándolo. Después le dio un rodillazo en el estómago y le
lanzó contra la pared. El hombre chocó contra esta y cayó al
suelo, pero antes de que pudiera reaccionar, Liam le cogió de la
parte delantera de la túnica y lo subió,quedando cara a cara. El
chico le iba a preguntar quién era, pero al verle la cara algo en su
memoria le cosquilleó.
-¿Nos
conocemos?-le preguntó entrecerrando los ojos. Tenía la sensación
de haberlo visto antes...
El
hombre, mirándole con desprecio, le dijo algo en otra lengua. Latín.
Liam rió. Conocía perfectamente el latín.
-
No te servirá de nada maldecirme. Habla.-le gritó- ¿Por qué
habéis matado a esos agentes?¿Quién te envía?- En ese momento el
portal se cerró.
-
Antes muerto que decirte algo.- dijo el brujo con un acento
extranjero. Después dijo otras palabras, esta vez en un idioma que
no comprendía. El hombre empezó a temblar. La cara comenzó a
agrietarse le y antes de que el chico pudiera reaccionar, se
convirtió en cenizas.
Liam,
que seguía sosteniendo la túnica, la soltó y retrocedió
precipitadamente.
-¿Pero
qué...?- murmuró sin poder creerlo.
A
sus espaldas se oyó como alguien se acercaba. a los pocos
segundos, Shawn apareció cojeando un poco junto con Ronnie.
-
¿Qué ha pasado?
Liam
tardó unos minutos en contestar.
-
Se... se ha suicidado.-respondió incrédulo.
La
muchacha se acercó al montón de cenizas y cogió la túnica. Liam
notó que se ponía tensa.
-
Maldita sea, esto es serio.-exclamó preocupada dando vueltas con
nerviosismo.
-
¿Por qué?-preguntó Ronnie.
-
¿Ves esto?-explicó Shawn enseñándole una especie de escudo que
había colgado en la prenda- Es la insignia del gobierno de los
brujos. De los praefecti. Hasta ahora no teníamos pruebas sólidas
que apoyaran las acusaciones contra ese gobierno, pero esto... esto
no le va a gustar nada a los superiores.- sacó el móvil de su
bolsillo y llamó por teléfono a alguien, seguramente al general
Odair.
Liam
volvió la vista hacia el montoncito de cenizas que poco a poco se
las llevaba el viento. Esa cara... ¿Dónde la había visto antes?...
Entonces se acordó. En aquel hotel, con Alana y los demás. A la
mañana siguiente iban a ir al gobierno, pero esa noche los
encapuchados de Alan les atacaron. aquel hombres se parecía mucho a
uno de los atacantes, aunque no estaba del todo seguro. ¿Que hacía
alguien de la organización en el gobierno de los brujos? ¿Qué
significaba aquello?
Otro
recuerdo, mucho más reciente que el otro, le vino a la memoria.
Escuchó las palabras del general Odair:
-"Esa
estúpida puerta no es importante, debemos centrar nuestra atención
en los asesinatos..."
Tardó
unos segundos en atar todos los cabos. Sintió como algo dentro de su
cabeza hacía un "click". Todos los engranajes encajaban.
-
Por supuesto.-exclamó Liam emocionado- ¿Cómo no se dio nadie
cuenta antes?
Shawn
,que al parecer ya había dejado de hablar por teléfono, y Ronnie le
miraron extrañaros.
-
¿Que te pasa?
-
La organización y los asesinatos, están conectados.-explicó el
chico precipitadamente- Quieren distraernos.
-
¿Que quieres decir?- Shawn entrecerró los ojos.
-
Los asesinatos son una distracción.- y cuando volvió a repetirlo
supo con seguridad que estaba en lo cierto- Es un señuelo.
FIN DEL PRIMER CAPI
muy bueno este primer capi ^^ aunque creo que me leere otra vez la primera parte para refrescar la memoria y enterarme mejor xD por cierto, no ibais a llevar la historia a una editorial o algo así?
ResponderEliminarSi, y la hemos enviado a varias editoriales xD
ResponderEliminarpero con el tema de la crisis y tal ahora mismo no van a publicar ningún libro T.T
chicas como siempre sois geniales escribiendo :) y como siempre me a encantado este capi. :D
ResponderEliminarGracias! ^^
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